miércoles, 6 de enero de 2010

Peregrino río arriba


David Meca acaba en el hospital tras nadar 20 kilómetros del Ulla en seis horas

Tras "fugarse" de Alcatraz, ascender el río Guadalquivir o cruzar el Estrecho de Gibraltar tres veces consecutivas, el nadador más televisivo, David Meca, se enfrentó ayer al reto, dijo, más duro de su carrera: la Ría de Arousa. Un recorrido de algo más de 20 kilómetros entre Vilagarcía y Pontecesures, a través del río Ulla a contracorriente y con viento de nordeste, con el que arranca este año la promoción del Xacobeo 2010 que cede al campeón mundial de larga distancia el protagonismo de la ruta marítima.

Con una temperatura en el mar de siete grados, el deportista flexionó sus rodillas para deslizarse entre las aguas más productivas de Galicia recreando la ruta marítimo-fluvial por la que los restos del Apóstol Santiago habrían llegado a Compostela en el año 44 después de Cristo. Antes, la alcaldesa de la Vilagarcía, Dolores García, se acercó a saludar al también actor y presentador de televisión. "Todo muy bonito", apostilló un Meca que empezaba ya a agitar las manos en señal de frío.

Y es que las bajas temperaturas fueron su mayor enemigo al hacerle evocar otro 5 de enero de hace tres años, cuando culminó en estado de hipotermia la travesía entre la península y Baleares. Entonces fueron 22 horas y la temperatura osciló entre 12 y 14 grados. Antes de partir, el propio Meca advirtió que "nunca" había protagonizado un reto en aguas tan frías, tanto, que en el río Ulla rondaban los cinco grados. "Ya la mano la tengo temblando", suspiró tras recomponer su sonrisa más blanca para afirmar que "con el calor de la gente" lo iba a conseguir. Y es que ya el día anterior el catalán pudo probar en propia carne el caldo de cultivo del popular marisco gallego que tan bien conocen las mujeres arousanas, que bajan a la playa cuando apenas ha amanecido y sin traje de neopreno.

El traje que estrenó, apenas de un milímetro de grosor, no le evitó el frío que llegó a su máxima expresión a las tres horas del recorrido, cuando la capa de vaselina ya se había esfumado y por el caudal del río bajaba el agua de las cumbres. Con la corriente en contra, Meca culminó el reto tras dar "más de mil" brazadas que le dejaron con unos cinco kilos de peso menos, según fuentes de la organización. Una capa de grasa que el deportista adquirió en los últimos días para afrontar las bajas temperaturas aunque dice que no le agrada engordar: "No me gusta verme así en el espejo". Respecto a las brazadas, lo de "más de mil" sonaba claramente a alardeo inverosímil, porque una distancia como la que separa por agua Vilagarcía de Pontecesures se puede hacer, con mucho entrenamiento, en 10.000. Como poco en 8.000.

La ruta sería más factible "a partir del verano", pues los 20 kilómetros de brazadas vieron duplicado el esfuerzo por el viento y las corrientes. El equipo del campeón tenía un ojo en la ría y otro en la presa de Portodemouros, en alerta ante cualquier aumento en el caudal. Y es que el final de la travesía se complicó para el catalán con corrientes de cinco y seis nudos que no le impidieron culminar el recorrido tras seis horas en el agua, con molestias en un hombro y signos de hipotermia. En varias ocasiones sufrió calambres y los médicos que acompañaban la travesía en barco tuvieron que suministrarle antiinflamatorios.

Pese a ser el primer evento deportivo del año jubilar, la Xunta dejó pasar el acto sin pena ni gloria. Ningún conselleiro hizo acto de presencia, solamente el superdelegado en Pontevedra, Cores Tourís, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, y la alcaldesa de la villa, Dolores García, respaldaron un evento del que no se ha confirmado aún el coste. "No tengo ese dato a mano", se excusó el delegado del Gobierno autónomo. Desde la misma Consellería de Cultura tampoco se facilitó la cuantía. En otro plano más elevado, David Meca dedicaba la travesía al apóstol Santiago y a todos los "creyentes y peregrinos" que animaron la salida desde el puerto de Vilagarcía.

A la una de la tarde, por fin David Meca se zambulló entre bateas tras santiguarse y poner el pulgar en alto, dejando únicamente a la vista el dorsal con un gran plátano fosforito (entre otras firmas, lo promociona Plátano de Canarias) bajo el que apenas asomaba el logotipo del Xacobeo, patrocinador de la travesía con unos fondos públicos sin concretar por las autoridades. Diez brazadas después, nuevo alto en el camino para saludar a unos navegantes a vela a los que dedicó un nuevo saludo y otra sonrisa. Y siguiendo la pista al plátano, apenas tres minutos más tarde Meca echaba mano al fruto de Canarias y daba un par de mordiscos mirando directamente a la cámara. Pena de vieira.

Al llegar a Pontecesures, y cuando se disponía a hacer declaraciones a la prensa, se cayó redondo. Sufrió convulsiones, vomitó varias veces y hasta perdió el conocimiento. Tuvo que ser evacuado en ambulancia a Santiago, y quedó ingresado en el hospital.

Enlace con la noticia publicada en El País (Edición Galicia) del día 06/01/2010

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