Durante la tarde de ayer por el templo paseaban sobre todo gallegos y solo hubo colas para abrazar al Apóstol
Si no fuese porque la Puerta Santa estaba abierta, ninguno de los visitantes a la Catedral se daría cuenta de que estamos ya en pleno Xacobeo. Y es que ganar el jubileo era muy fácil ayer, puesto que hacia las 17 horas, no había colas en A Quintana para pasar bajo el dintel que perdona todos los pecados.
Tras días en los que fue completamente imposible pasear con un mínimo de tranquilidad por las naves catedralicias, el templo invitaba ayer al recogimiento. Así, buena parte de los visitantes -sobre todo gallegos y algún turista venido del resto de la península- aprovechaban para sentarse en las bancadas de la nave central y admirar el altar mayor. «Es barroco», explicaba una joven a otra para después continuar su paseo. Los comentarios de todos los que allí estaban a primera hora de la tarde creaban un murmullo continuo entre los cuatro muros de la Catedral.
Donde se registraba la mayor afluencia de personas era en la tumba del Apóstol. La cola daba la vuelta a la girola, y sobre la figura de Santiago caía un goteo continuo de abrazos y algún beso furtivo. En el deambulatorio se agolpaba gente de todas las edades, hombres y mujeres, que pacientemente aguardaban su turno.
Mientras, otros paseaban por todo el recinto, se paraban a ver las capillas o simplemente alzaban su vista para observar todos los rincones del templo. Paradójicamente, si el Pórtico de la Gloria era una de las grandes atracciones de la Catedral, ayer pasó desapercibido. Pocos de los presentes, por no decir ninguno, se paró a intentar ver algo de la gran obra del Mestre Mateo. Y como es tónica desde hace un tiempo, tampoco pudieron dar unos croques al santo. Los andamios y las cintas de seguridad impedían acercarse al Pórtico. Será para el próximo año santo.
Enlace con la noticia de La Voz de Galicia (Edición de Santiago de Compostela) del día 3/01/2010
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario