jueves, 26 de noviembre de 2009

La catedral de Santiago subirá de 240 a 300 euros la tasa que cobra por poner a volar el botafumeiro


La basílica acogerá hasta 2.190 misas del peregrino en el 2010 para evitar colapsos

«Mantener un edificio como este, en el que no se paga por disfrutar de él, es algo muy difícil, extremadamente costoso, créame. Comporta unos gastos altísimos y, lógicamente, para abonarlos debemos sacar algo de todo lo que podamos». Habla así el canónigo José Fernández Lago. Y se refiere al templo de cuyo cabildo es portavoz, la catedral compostelana. Su discurso viene al caso de una de las medidas extraordinarias que el Arzobispado de Santiago ha decidido adoptar con motivo de la celebración del próximo año santo: incrementar un 25%, de 240 a 300 euros, la tasa que cobra a quienes solicitan ver en funcionamiento el famoso botafumeiro de la basílica.

«[El precio] llevaba sin subir desde el 2004, creo que incluso desde algo antes, y ya era hora de actualizarlo», aduce el religioso, quien anuncia para el 1 de enero la ejecución efectiva del cambio de tarifa. Desde entonces hasta el 31 de diciembre, según la misma fuente, el enorme incensario volará por cuenta de la Iglesia en aproximadamente 25 «solemnes» fechas: Navidad, Todos los Santos (1 de noviembre), la Asunción de la Virgen María (15 de agosto)... «Nosotros -apostilla- no podemos afrontar más costes que esos».

Exceptuando dichos casos, pues, a lo largo del año 2010 el ritual del botafumeiro se repetirá «el número de veces que los peregrinos quieran financiar», en expresión de Fernández Lago. De acuerdo con sus estimaciones, como promedio, eso ocurrirá un par de ocasiones por jornada, o sea, casi 800 al cabo del ejercicio.

Hasta 10 vigilantes antirrobo

«Con los fondos de los que disponemos en estos momentos teníamos que elegir entre contentar a quienes acuden a la catedral por el botafumeiro o bien favorecer al conjunto de los católicos, volcarnos en el tema de la seguridad. Y, obviamente, optamos por lo segundo», abunda el sacerdote. Significa que, con el dinero ahorrado en incienso, tiraboleiros y similares, el Arzobispado contratará vigilantes privados para combatir, junto con la policía, el carterismo en el interior de la basílica.

Actualmente, ya suelen patrullar el inmueble entre uno y dos profesionales del gremio, sobre todo durante los actos litúrgicos masivos. Pero en el Xacobeo llegarán a coincidir, en función de la concurrencia, hasta diez guardas. «Haremos un esfuerzo muy importante en este campo -argumenta el portavoz del cabildo- porque lo creemos fundamental. Hemos comprobado que en días sin vigilancia pueden aparecer tirados hasta 40 monederos y con ella encontramos uno, dos o ninguno».

Desde luego, oportunidades para intentar la comisión de hurtos no les van a faltar a los cacos este año santo, pues la Iglesia proyecta programar cientos de las denominadas misas del peregrino, las cuales congregan por lo común a un millar de personas dentro del templo. Frente a la única diaria ofrecida en períodos como este 2009, no jubilares, en el 2010 serán oficiadas en global un mínimo de 1.460 y un máximo de 2.190, esto es, entre 28 y 42 cada semana.

Las habrá siempre, tanto en festivos como en laborables, a las 10.00, 12.00, 18.00 y 19.30 horas, una de las cuales se encargará de presidir el propio monseñor Julián Barrio. A mayores, «en momentos puntuales» se convocarán servicios extra del mismo tipo a las 13.30 y las 16.30. Consultado acerca del porqué de esta decisión, Fernández Lago arguye: «Nos interesa descongestionar al máximo la catedral ante la avalancha de visitantes prevista. Esa es una de nuestras preocupaciones fundamentales, lograr que la gente nunca esté como sardinas en lata».

Para contribuir a ello, las autoridades instalarán también controles de acceso en las puertas que limitarán el aforo a un tope de 1.200 individuos.

Enlace con la noticia de La Voz de Galicia del 26/11/2009

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